Amores prohibidos…
No me identifico con este termino, pero tiendo a pensar que son los que mejor prosperan en el terreno del amor, el viejo y sabio refrán reza “suegra lo quiere, novia no lo quiere”, la esencia de algunas pasiones están hechas de esos momentos compartidos en silencio, añorados en la oscuridad, que se revelan como compartidos para nunca ser contados, y eso es lo que los hace de tan delicioso sabor, lastima, que no sea mi afición eso de andar jugando a las escondidas amorosas.
Todos sabemos que algunos besos tienen el poder de mover el piso, de hacer sentir que los oídos se cierran, que se pierda el sentido del tiempo y el espacio, la pasión se toma el torrente sanguíneo, acelerando el corazón a sus limites, agitando la respiración, es la preparación física al teatro de la locura, nunca se es mas cándido, que al recordar ese encuentro furtivo tras la puerta, cuando todos estaban presentes, pero nadie siquiera sospechaba de lo sucedido.
Dentro de todas las cosas que podría hablar, acerca de mi rotunda ignorancia en este tema, es el lenguaje secreto de las miradas, que intuyen el encuentro previo, cuando el fuego ya envuelve las dos almas ardorosas de deseos impúdicos, lúbricos y libidinosos, que se hayan ya con poco control de ellos, ante la experiencia de probar una deliciosa cena vedada la mas de las veces, por el decálogo social, aunque de secreto no existe nada en los gestos, es simplemente una afirmación certera de lo que no se dice con las palabras, uno que es evidente para los lectores ajenos, pero confuso para quienes no quieren ver el mensaje implícito.
Las pasiones prohibidas nacen como todas las ideas, primero pasan por la mente, la mas de las veces, sin mirarle fijamente, pero estas se alojan una buena temporada, se puede hallar tiempos largos contemplandole, como quien observa una hermosa obra de arte, se le acaricia de forma mimosa como a un gato angora en lo acogedor de un sofa, se le retiene buen tiempo, cada detalle, cada rasgo, recorrido palmo a palmo, completado por la imaginación, de una piel perfectamente reconstruida, no hay vestidura posible que no sea atravesada por la lasciva imaginación, luego, para el apasionado, la idea se vuelve recurrente, como aquellos sueños premonitorios, y se aloja en su mente como un fuerte deseo, que pide a gritos hacerse realidad.
Entonces nace la planeación, las expectativas han alcanzado el mas alto nivel, el apasionado concibe una y otra vez la trampa, se imagina cada detalle, como el cazador que se tiende en el yermo terreno del bosque, solo esperando tener en la mira a la liebre, solo esperando la certeza de un tiro anhelado por Días, horas y minutos, el cazador recorre cada rescoldo del bosque, imaginando por donde puede saltar su presa, y el, presa de la sensualidad, que posee sus entrañas y las inunda al colmo de la desesperación.
Desde luego, esto de las pasiones prohibidas, incluye buscar respuestas, nadie quiere salir mal librado si se atreviera a lanzar un ataque a una fortaleza, sin primero realizar sus labores de inteligencia, el lunático busca una respuesta sensible a su necesidad de calmar el hervor de sus tuétanos, siempre escarba y lee cada movimiento del cuerpo, busca coordinación, el sabe que el trabajo será mas fácil cuanto mas equilibrio haya entre su deseo, y la aceptación reciproca del dicho. Aunque la mas de las veces hay quienes se niegan a aceptar que tales planes no tienen cabida, y algunos otros piensan que el destino y la persistencia les dará la victoria final, siendo estoy casi siempre cierto, muchas veces falso. Porque la pasión, ciega de golpe las razones, este es un desvío leve de la realidad, que se convierte en forma gradual en psicosis, un estado de enajenamiento perceptivo.
Finalmente, cuando descubre que el objeto de sus delirios esta mas cerca, puede ver como cada paso de su plan se realiza, a veces, pasando por alto, otras teniendo que improvisar nuevas respuestas, si se compara el nivel de la fantasía y la realidad, se sabe siempre, que difiere en una enorme cantidad, pero es la primera la que permite llegar a tal estadio, la historia de lo que se quiere, siempre pone en contrapeso, lo que se desea, por lo que se arriesga, sea cual fuere, amor prohibido, o afecto aceptable.
Estos tienen la tendencia de formar el conflicto de oficializarse, por algún lado, sea de quien fuere, aunque a veces sea el publico silencioso quien quiera darle termino real a la vista de la sociedad, ahí yace el problema, un amor prohibido debe ser secreto, la mas de las veces, porque la oficialidad y las ventajas burguesas de lo publico les sienta mal, no hay experiencia dramática sin encuentros furtivos, no hay la contrariedad de la intimidad calma, antes del riesgo de una tormenta devastadora, no hay besos robados, caricias arrebatadoras, miradas confidentes, refocilaciones profundas, no hay pasión extrema en la vista de lo rutinario, eso que llaman la mas de las veces, juego, el juego, tiene la particularidad de tomar rasgos de lo oficial y lo real, como aquel que juega a ser bombero, sin probar el riesgo del calor abrazante de las llamas, o aquel que juega a morir, sin probar el estertetor del thanatos en sus labios, así, los amantes prohibidos, quieren vivir todas las ventajas del paraíso oficial, sin pagar el precio de la oficialidad, son los ladrones que esculcan las cosechas, sin haber trabajado en ellas, con el riesgo de morir por un hermoso tiro a quemarropa por la espalda.
Las relaciones a escondidas, siempre tienen final, siempre acaban, nunca son eternas, ellas acaban el día en que se descubren trágicamente, o el día en que deciden salir al público, rompiendo con las ataduras sociales, y entran a la monotonía de lo litúrgico y lo sacro. Siempre tienen un precio enorme, desbalanceado para alguien, en muchas ocasiones, ese enorme peso lo carga una sola persona, en otras, ambos actores construyen su horca. No quiero moralizar sobre el tema, o pretender dar mi consejo de amigo, preferiría que sopesaran mis palabras, si es que han hallado en ellas algún dejo de rencor, melancolía, añoro, nostalgia, o emoción alguna posible, he escrito de la forma mas desapasionada concebible, en un tema, por demas apasionante, los amores prohibidos para mi, son el portal cierto a la locura, jugar con fuego siempre quema, siempre de los siempres.
Y no es que haya quien piense que un amor es prohibido, tambien hay los mas, que ven con malos ojos al corazón tirando para un lado, y la aprobación jalando del otro, lado, muchos no juegan a ser prohibidos, se esconden de forma penosa, como quien no es aceptado por una fea deformación, pero grita en el silencio aceptación, lo que muy pocos saben, es que las emociones son tan blancas o inciertas como se quieran tener, se puede sentir un odio acérrimo hacia un benefactor, así como se puede sentir una pasión desmedida sin remordimientos por alguien que no nos es permitido desear de forma tan desmesurada, eso del libre albedrio es tan cierto, que no se puede decir la mas de las veces que la confusión de un enamoramiento ha dado topes contra la realidad del mas moralista, la contrariedad de sentir versus los principios que se estrellan a las palabras del “nunca jamás” y “seria incapaz”, ¿Qué les dice a estos hedonistas que algo es prohibido? No su conciencia, ajena a esto, sino las palabras proferidas, los discursos hechos alrededor de esto y lo otro, su conocimiento pleno sobre las leyes terrenales y divinas.
El amor vedado tiene la propiedad de enojar a alguien, y enternecer a otro, divide, crea controversia, y pone a la razón contra la pared, no hay dos respuestas que concilien, es una decisión a ciegas, siempre habrá que escoger, nunca se puede durar para siempre en el medio, o se es, o no se es… o se transforma… pero nunca se indefine.
He cometido el error de pretender que el amor prohibido es el alcanzado, aunque no concibo llamar amor a lo que no es correspondido, a eso le llamo obsesión, no me gusta lo prohibido, porque no me gusta sentar el pie sobre arenas movedizas, me gusta pisar firme sin miedo a caer, no que no tenga sueños hedonistas, pero no atraviesa por mi mente lanzarme a un abismo para probar desafiar las leyes de la gravedad, me disculpan si no les gusta mi conclusión, es solo mi sentir, guste a quien guste, soy así.
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